Esta
semana el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, declaró que la política
de su país no contempla el uso de la fuerza en Venezuela por el tipo de
escenario que genera una intervención militar, muchos han interpretado estas
declaraciones como el descarte de una intervención armada por parte de EEUU en
Venezuela. Otros leen entre líneas algo muy distinto pero lo cierto es que el cese
de la usurpación se ve cada vez mas lejos.
Si
uno analiza las estrategias de la izquierda para tomar el poder, entiende que
lejos de sustituir una opción por otra o apostar a una opción única ellos
tienen todos los frentes abiertos. Es falso que el hombre del fusil de la década
pasada (el guerrillero) haya sido sustituido por el hombre de la pluma (el
intelectual) en el siglo presente, de ser así no habría guerrillas en Latinoamérica,
pero la realidad es justo lo contrario. La estrategia de la izquierda es ir
adicionando frentes nuevos en sus luchas sin abandonar los frentes existentes.
Lenin trazo el camino hacia la conquista del poder: la revolución; los socialdemócratas
eligieron el sindicalismo, el obrerismo, los paros, las huelgas y los boicots
como forma de conquista del poder; la izquierda progresista eligió la vía
cultural: infiltración del modelo educativo, de las artes y los medios de
comunicación para alcanzar el mismo objetivo, este siglo con énfasis especial
en el multiculturalismo, ecologismo, conservacionismo, indigenismo, feminismo,
gaycismo etc.
En
las recientes revueltas protagonizadas en Chile se evidenció en la práctica
cada una de estas estrategias; la opinión pública pontificando el igualitarismo
y satanizando el modelo de libre mercado; los revolucionarios, mayoritariamente
estudiantes incendiando estaciones del subterráneo y destruyendo propiedad privada y estatal,
algunos gremios llamando a paro y como guinda del pastel los movimientos
indigenistas y feministas en medio de las revueltas.
A
principios de este año se presentó en Venezuela un escenario impensable con la
juramentación del presidente de la asamblea nacional Juan Guaidó como presidente
interino de la república, esto junto al reconocimiento de mas de 50 países de
ese gobierno interino, sumado al respaldo de los EEUU y la posibilidad de llevar
a cabo una operación militar con el fin de derrocar a la tiranía socialista, cambiaron
por completo el panorama de esta larga y agónica lucha. Hoy a casi un año de
aquella proclamación el derrocamiento de la tiranía se ve mas lejos que antes, y
ha de ser así porque, si ante un escenario tan favorable no se logra el objetivo, lo que sigue es la frustración y el desánimo de la gente. Pienso que en esta lucha es
demasiado riesgoso apostar a una solución única, y no solo porque si esta
fracasa se derrumban las esperanzas de millones, esperanza necesaria para
enfrentar a un enemigo tan poderoso como lo es socialismo, sino que también se
abandonan otros frentes que son tan importantes como el derrocamiento del régimen.
¿No creen que es hora de hacer un balance sincero de donde estamos y adonde
queremos llegar? ¿Derrocar al tirano significa acaso derrocar el régimen? ¿No
será que hemos confundido una cosa con otra o peor aun hemos caído en la trampa
de la jerga bobositora que llama régimen solo al autoritarismo encarnado en la tiranía
pero no denuncia al sistema (socialismo) que es en ultima instancia el que
termina produciendo dicha tiranía? Si hoy se derroca al tirano ¿tendríamos mañana
el consentimiento de la opinión pública para privatizar todas las empresas
estatales incluida la industria petrolera y los servicios como la salud, la
educación y las pensiones? ¿Qué pasaría con los sindicatos y los empleados
públicos? ¿Pasaríamos del actual modelo económico a una economía de libre
mercado? La respuesta a todas estas preguntas es un rotundo NO.
¿No
son suficiente ejemplo la Nicaragua del siglo XX y la Argentina del siglo XXI de
que remover a un tirano no necesariamente significa remover el sistema que
sustenta dicha tiranía? Si la tiranía cae hoy en Venezuela y el poder recae en
manos de esa clase política encarnada en la MUD, tendríamos al PSUV o algún
otro partido del “chavismo originario” en el poder a la vuelta de unos pocos
años. No nos engañemos, el socialismo sigue estando en las neuronas de muchos venezolanos
y es allí donde debemos derrocarlo primero, y esto solo se logra mediante un
intenso trabajo político. Es hora de abandonar el optimismo inescrupuloso que
tanto daño nos ha hecho.
A
mi parecer estamos en una situación parecida en la que un gurú del
emprendimiento nos dice las “claves para la riqueza”: emprender un negocio con
una idea original y esperar que el dinero fluya a raudales a tus manos. Estamos
de acuerdo que seguro esa es la clave de la riqueza, el problema es que dar con
esa idea original no es tan sencillo como se dice. Hay quienes dicen que la
salida es una intervención militar y yo estoy de acuerdo con ello, la pregunta
es ¿Y quién la llevará a cabo? EEUU -responden- pero tener el poder para hacer
algo no significa necesariamente que se tenga la voluntad para hacerlo o que
sea estratégicamente favorable para ese país. ¿Se entiende que se tiene que
trabajar en base a posibilidades? Otros dicen que ninguna tiranía de esta
calaña sale sino por la fuerza de las armas, olvidan u obvian el desplome del
socialismo soviético en países como Polonia o la antigua Checoslovaquia. Pero ¿deberíamos
nosotros apostar por ese único camino? La respuesta nuevamente es NO. ¿Estaba
planteada una década antes de la caída del socialismo en esos países la llegada
al poder de Mijaíl Gorbachov con su perestroika? Seguro que no. Y eso pienso
debe servirnos para imaginar que no todos los escenarios están visibles en este
momento y que la mejor opción es trabajar intensamente en todos los frentes
incluyendo el político, el cual considero es el más abandonado de todos.
Se
debe salir del endogenismo purista y comenzar a discutir las reformas con cada
uno de los sectores interesados, profesores, maestros, educadores, médicos,
enfermeras, pensionados, comerciantes, empresarios, estudiantes, amas de casas,
vendedores informales etc. Son ellos los que harán posible que esas ideas se materialicen
en la Venezuela por hacer (no por venir), fueron ellos mismo los que llevaron a
los socialistas al poder y serán ellos mismo lo que lo saquen del poder, pero
eso no ocurrirá hasta que un puñado de hombres y mujeres comprometidos con esa
causa vayan a contarles esas buenas nuevas, de otra forma cuando sean llamados a
elegir seguirán pidiendo que se libere a Barrabas.
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